Transición agroecológica

Best-a y EliZea protegen el maíz de los riesgos climáticos

Frente a los recurrentes estreses abióticos, mejorar la resistencia de las plantas se está convirtiendo en un factor clave para preservar el rendimiento y la calidad de la cosecha del maíz. Las soluciones ya comprobadas incluyen la aplicación preventiva de fitosteroles para activar los mecanismos de adaptación fisiológica. Una de estas soluciones para el maíz es Best-a/EliZea.

Best-a EliZea Corn Protection

Ya es un hecho confirmado: el “año normal” parece cosa del pasado. Los agricultores deben ahora tener en cuenta fenómenos climáticos cada vez más frecuentes e intensos al gestionar sus cultivos. ¿Cómo pueden hacerlo? Activando todos los mecanismos posibles para mejorar la resistencia de las plantas frente a estos fenómenos.

Una mayor robustez permite al maíz crecer adecuadamente para alcanzar el rendimiento y la calidad esperados. Por supuesto, las consideraciones técnicas son una de las principales palancas: la velocidad y la homogeneidad de la emergencia dependen de la elección de la variedad, así como de la fecha y calidad de la siembra. Sembrar en un suelo calentado y con suficiente humedad garantiza un buen inicio del ciclo, lo que mejora la resistencia a los ataques tempranos de plagas y asegura un correcto desarrollo del sistema radicular, permitiendo aprovechar al máximo los recursos hídricos disponibles.

Mejor gestión del agua y aumento del rendimiento

La aplicación de biosoluciones como medida preventiva también es un paso clave. Estas soluciones ayudan a la planta a movilizar rápidamente todos sus recursos para ser más resistente en caso de futuros episodios de estrés. Un ejemplo es Best-a / EliZea, un producto de Elicit Plant compuesto por fitosteroles. Estas moléculas han demostrado ser potentes activadores de las reacciones de defensa de las plantas, permitiéndoles adaptarse incluso antes de que aparezca el factor de perturbación.

Aplicado entre los estadios de 6 a 10 hojas, Best-a/EliZea desencadena una respuesta fisiológica que genera varios efectos positivos:

  • reducción de las necesidades hídricas (-20%);
  • mejor gestión del recurso disponible;
  • cierre parcial de los estomas para limitar la evapotranspiración;
  • mayor desarrollo radicular para acceder a una reserva hídrica más amplia;
  • y, en definitiva, un aumento del rendimiento.

Entre 2019 y 2023, los ensayos demostraron un aumento medio de casi 5,7 q/ha, basado en casi 300 repeticiones.

Incluso en condiciones climáticas ideales, el uso de fitosteroles sigue siendo beneficioso o, en el peor de los casos, neutro. Por lo tanto, se recomienda encarecidamente su uso cada año. Una inversión rentable y estratégica para proteger el rendimiento del maíz frente al estrés abiótico durante la fase vegetativa.